Ella tiene los ojos negros y bien grandes, como si con ellos quisiera asimilar todo el arte que pudiera. Y con sus dieciséis años sabe con certeza que el arte es la tierra que quiere caminar. Pía Cuevas fue medalla de bronce en cerámica en la final de los Torneos Bonaerenses 2024 con su obra "Ecos de Infancia" y el 18 de diciembre su obra será expuesta en el programa de la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Benito Juárez "La obra del mes".

El arte y la cerámica

Cuenta Pía que el arte ingresó desde muy pequeña a su vida porque "mi familia también es gustosa de las expresiones artísticas" y agregó que "desde pequeña en la escuela me daba cuenta que cuando pintaba disfrutaba mucho". Si bien tuvo una pausa de dos años sin asistir, al taller de cerámica va desde los ocho años. "Con el tiempo traté de ir mejorando lo que hacía".

Al preguntarle por qué la cerámica señaló que "me gustaba también dibujar y pintar. Pero comencé cerámica porque la profesora Yanela Vidaguren es mi tía. Probé y me gustó. Hacía deportes pero no era lo mío. El taller de cerámica me gustó mucho porque podía hacer lo que quería y expresar otras cosas".

Pía cuevas acaba de terminar su quinto año de secundaria. Al final del año 2025 deberá decidir si seguir alguna carrera dedicada al arte o no. "Creo que seguiré alguna carrera afín". Cuando le menciono que muchos dicen que no se puede vivir del arte comentó que "el otro día hablaba con mi mamá de eso. Creo que cuando haces lo que disfrutas siempre te va a ir bien. Porque si trabajas en algo que no te gusta quizás no te salga tan acertado".

Disfruta expresarse, pintar, dibujar, amasar la cerámica para que cobre la forma que ha imaginado. En el arte Pía es feliz. Se le nota como se le iluminan los ojos o como sonríe frescamente cuando habla de ello, "el arte es aquello que no podemos expresar con palabras y abre muchos caminos para la interpretación" apuntó.

Medalla de bronce

Es su segundo año en Torneos Bonaerenses. En el año 2023 llegó a la etapa regional y este año alcanzó la final y trajo para Benito Juárez la medalla de bronce en cerámica categoría sub-18. "

Fue una alegría inmensa. No me lo esperaba y fue una sorpresa. Fue una semana hermosa y es una experiencia que me voy a llevar para siempre. Fue increíble" comentó Pía. Al preguntarle cómo recuerda ese momento expresó "tuve la suerte que juraron el último día. Estábamos juntos con disciplina de dibujo y pintura y mi categoría sub 18 quedó para lo último. No me tenía mucha fe por la calidad de las obras que competían contra la mía, y la que salió primera fue increíble y se notaba que iba a ser la ganadora. Cuando dijeron Benito Juárez comenzamos todos a gritar. Y agregó "fue un día muy especial para mí".

En referencia a su obra "Ecos de infancia" señaló que al principio del proceso "no sabía muy bien que hacer. Siempre la obra va cambiando" y agregó que este año "mi profesora de cerámica y la vice directora de cultura Lucía Engert nos mostraron obras de artistas de la zona para que pudiéramos inspirarnos. De ahí pude tomar el tema de la reja y la cortina de lágrimas que tomé como inspiración para incorporar a mi obra para tratar de dar una idea de nostalgia. También pensé que acariciarse el pecho es cómo recuperar la calidez de la infancia o el niño interior".

Por otra parte señala que desea volver a los Torneos Bonaerenses en su último año de secundaria porque "es una experiencia increíble. Podés ver y aprender de las otras disciplinas que hay. Quiero ir en cerámica por la medalla de oro".

"Ecos de infancia"

Un viejo maestro de arte dice que cualquier obra tridimensional es necesaria recorrerla toda. Girar alrededor de ella, mirar cada uno de los detalles. Pararse frente a ella y degustarla con los ojos. Con la obra de Pía suceden muchas cosas al mismo tiempo. Por un lado sus huecos dejan traspasar al interior mismo de la materia prima, dejando al desnudo parte del proceso de construcción. Pero además hay dos lados importantes, el de las rejas que apresan y la cortina de lágrimas que podemos elegir para empapar nuestros sentimientos. Y una mano que acaricia el pecho como un momento de pausa necesario y urgente donde la catarsis, el puente entre el observador y la obra abren puertas para la reflexión.

Dice Pía sobre su obra "a menudo, con el paso del tiempo y las exigencias de la vida adulta, olvidamos esta parte vital de nosotros mismos, enterrándola bajo capas de responsabilidades y preocupaciones. Sin embargo, ésta nunca desaparece, sigue ahí, esperando ser reconocida y abrazada. El niño interior anhela nuestra atención, desea que volvamos a conectar con él para poder sanar las heridas del pasado y revivir la chispa de la curiosidad y el asombro".

Reflexiones finales

Pía cree que le tocó vivir en una época que no es la mejor, pero aseguró que para hacer arte "hay mayores herramientas y materiales. Hay gente que le da vergüenza mostrarse en el arte y para mí no hay nada mejor que ello para expresarte. A veces he estado mal y me puse a dibujar, pintar o hablar a través del arte y eso cambió mi estado".

Al preguntarle sobre la experiencia de amasar el barro, armar la pieza como quien tiene en su mano el poder de un pequeño génesis señaló que "cuando uno está muy abrumado, cargado con muchos pensamientos la cerámica te ayuda a relajarte y a expresarte. Es algo muy diferente a otras disciplinas".

Hay metáforas que se hacen con palabras y otras con la fuerza de las manos. Pía construye metáforas con el barro.